viernes, 25 de octubre de 2013

Sin mentiras; nos encanta.

Y se dio cuenta de que a lo mejor no es el mundo el que está en su contra. Sino ella contra el mundo. Que la gente simplemente se dedica a ser quien es o quiere ser, pasando por su vida sin más; y ella no les deja entrar. Que igual hay una nube negra delante que le hace odiar, y sólo la tiene que apartar, porque no hay peor lastre que odiar. A lo mejor esa mente la inundó algún que otro idiota y no veía más allá. Como el frío del invierno cuando congela por dónde pasa. Lo mismo hizo con ella. Igual sigue congelada. Y si todo no está unido no funciona bien.  Y si no hubiese sido así, igual ya no era ella. Que no hay día que pase en el que no se arrepienta de algo, sin darse cuenta de que la decisión fue la correcta. 
Y nadie lo sabe, pero las personas deambulan por la vida con la intención oculta de encontrar algo que les haga volar. Algo cómo el viento para los árboles. Algo inevitable. Y hace falta undirse en la más absoluta soledad para darse cuenta de que lo único necesario en la vida es uno mismo. Resulta agotador sentirse acabada en un momento dado y llena de esperanza un poco más tarde. Pero tiene que llegar el momento en el que te des cuenta de que sin lo amargo lo dulce no es tan dulce. 
Y otra vez más, allí sigue ella. Fijándose en los detalles en los que nadie se fija. Dando importancia a cosas invisibles.  Y como dijo V de Vendetta, espero, seas quien seas, que escapes de este lugar. Espero que el mundo cambie y que las cosas mejoren. 

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