viernes, 11 de octubre de 2013

Era una vez. Fui nunca.

Es como un 'pasa, deja el abrigo y tomemos un café'. La diferencia es que cambias a cualquier persona por ti misma, al abrigo por el orgullo, y el café por consejos. Consejos sobre cómo llevar la vida para que sea un poquito menos complicada, o alocada quizás. Si me pierdo en un vaso de agua no sé cómo pretendo guiar mi vida... 
Somos demasiado jóvenes para ser tan infelices; para llorar por cualquiera y destrozarnos por dentro. Demasiado niñatos para creer que sabemos algo en la vida más allá que lo que hemos aprendido de la tele. Demasiado orgullosos y demasiado idiotas, también. Seguimos refugiándonos en casa cual niño con películas y helado de chocolate. Seguimos creyendo que somos mayorcitos para creer en el ratoncito Pérez, y miradnos, creyendo en los para siempre. Vaya panda de ilusos. 
No sé, quizás soy la única que tiene miedo de si misma. De su futuro; de sus deseos; de sus decisiones. Puede que con un 'sólo soy una cría' intente librarme de todos mis temores. Tal vez sepa demasiadas cosas, o quizás no sepa nada. Puede que se viva mejor sin tomarse las cosas en serio. Tal vez siempre preferí los dramas sin sentido que el vacío que dejan al terminar. Cuantísimas dudas para una sola afirmación: vuelvo a encontrarme entre la mentira y la pared.
Si no yo, ¿quién?

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